jueves, 7 de marzo de 2013

MI CEREBRO DIJO “NO” Angela Harris




Una de las ventajas de la educación en el hogar es que es generalmente innecesario someterse a un horario rígido. En otras palabras, dejo que mis hijos duerman hasta que ya no están cansados. Incluso mis dos hijos tienen diferentes horarios -la mayor suele despertarse primero, casi a la misma hora todos los días, el menor a menudo se puede dormir a una hora que otros pueden encontrar ridículo. No tenemos la opción de "dormir todo el día” pero cuando lo hacemos, yo se lo permito.

Esta mañana, mi hija mayor tropezó en mi oficina unos treinta minutos más allá de su hora “normal” de levantarse. Me miró soñolienta, y dijo: "Mi despertador sonó a las 8:30, pero mi cerebro dijo 'no', así que me dormí  de nuevo. "

La gran mayoría del mundo está en un horario fijo de escuela, trabajo, hacer mandados. Todo tiene un tiempo y un lugar asignado. Se debe iniciar y detener a una hora determinada. ¿Pero debe ser así? ¿Cómo llegamos aquí? ¿Por qué este camino?

Algunas de las personas más creativas y productivas no hacen nada durante "las horas regulares". Como adultos se les da la libertad para decidir qué hacer y cuándo. Como jóvenes, a menudo estos adultos no tuvieron un buen desempeño en un ambiente híper-estructurado (piensa en Thomas Edison, Steve Jobs, Bill Gates). No le permitimos a los niños el mismo lujo porque para un sistema escolar que funcione debe haber un concepto de tiempo específico de comienzo y final. Luego, el tiempo "después de la escuela" se gasta en asignaciones  o corriendo a realizar otras actividades, sólo para volver a casa, comer, bañarse e ir a la cama antes de 9 p.m., para poder empezar todo de nuevo al día siguiente. Una rueda de hámster viene a la mente cuando pienso en ello, al igual que una fábrica. De hecho, es por las fábricas que operamos de esta manera.

En el momento de la Revolución Industrial, lo que Estados Unidos más necesitaba eran trabajadores de fábrica. Trabajadores que llegaran a  tiempo y respondieran al llamado del timbre (como se responde al timbre en las escuelas). Los trabajadores necesitaban ser "educados" de manera rápida, para asimilarlos a la fuerza de trabajo, requiriendo la aplicación de horarios. Los horarios se anuncian en las fábricas, ¿no?

Podrías estarte preguntando si tengo algo en contra de trabajadores de la fábrica. No, en absoluto. Pero te habrás dado cuenta que (por diversas razones),que este país está escaso de puestos de trabajo en fábricas. No obstante, tenemos un enfoque de la educación, que entró como corriente principal como respuesta a la Revolución Industrial.

Tenemos niños que salen de la escuela secundaria y se matriculan para recibir una educación superior que los enfrasca en deudas y luego no pueden encontrar trabajo para compensar totalmente el tiempo, esfuerzo y gastos establecidos por el proceso. No significa que una educación universitaria es una pérdida de tiempo, sino que se debe plantear preguntas acerca de lo que se obtiene por ello.

El futuro no tiene por qué ser triste. Tengo una gran esperanza por el futuro, porque veo lo que es posible cuando dejamos de pensar fuera de la caja pre-construida. El mismo día que mi hija mayor “escuchó a su cerebro" y se añadió treinta minutos extra de sueño, decidió desarmar un juguete complejo y volverlo a montar, "para ver cómo funcionaba". No fue necesario un entrenamiento de fábrica. Las piezas están por todas partes alrededor de la mesa del comedor y son las 9:21 pm.

Está tan comprometido con lo que hace que no creo que iré a la cama en el corto plazo. Una cosa que sé de ella es que una vez que  pone su mente en algo, lo hace, y no se da por vencido hasta que haya aprendido lo que quiere saber. Todo lo que tienes que hacer es darle el espacio (y las noches). Afortunadamente, hemos optado por una vida que lo permite. Y si su cerebro le dice "no" de mañana, le puede hacer caso.

Foto superior por Ted Hood. Los niños en Surry Hills, Woolloomooloo, Redfern, en Sydney, Australia. 1949.

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